El ritual de nuestro baile

Sentados en el balcón tomando un trago y fumando un cigarrillo, te quedas mirándome, conozco esa mirada, inclinas la cabeza hacia un lado y los ojos te brillan, dejas salir una pequeña sonrisa pícara y así manifestar que quieres bailar, necesitamos bailar. 

Preparo entonces el ambiente, pongo nuestra canción: “te vi de Fito Páez”, extiendes tu mano para que encuentre a la mía, y en un abrazo nos acurrucamos para bailar lentamente, nuestra sala se oscurece, solo la ilumina la luz de la calle, es un momento mágico: nadie más existe, nuestros ojos destellan amor y deseo, nuestros cuerpos encajan a la perfección, y seguimos el ritmo de la música, yo tarareo la canción mientras te miro para que sientas las palabras muy dentro.  

Nos separamos para dar una vuelta, yo quedo dándote la espalda, inclino mi cabeza para que la tuya se ponga al lado de la mía, y seguimos abrazados bailando. Suspiramos queriendo algo más, se acaba entonces la canción y nos miramos, sonreímos y siempre nos decimos que no hay otro lugar en el que queramos estar y bailar juntos, el ritual de nuestro baile en nuestra sala nos anima después de una semana llena de trabajo y de estar lejos uno del otro, nos acerca, nos alimenta, nos une como pareja.