Epifanía
Es como estar en un hoyo profundo y oscuro
escuchando su voz a lo lejos,
te desconectas del mundo para no sentir
intentas dejar tu cuerpo para no estar,
no sabes cómo llegaste a este punto
le tenías confianza, tal vez demasiada.
No te puedes mover,
no sabes si estás respirando,
miras un punto fijo.
Lo impensable,
lo imposible
si puede ocurrir,
tantos eventos inesperados ocurridos repetidamente hacen ponerte alerta;
debiste prestar más atención a cómo actuar si querías no salir lastimada.
Las señales indicaban un juego,
un pasatiempo en el lugar de las soledades compartidas,
sólo por distracción,
más cruzaste el límite sin pensar,
entraste a la fuerza sin ser invitado,
no te detuviste a pesar del "no".
No, no, ¡te dije que no!
Peleé, luché, no iba a permitir que eso pasara,
me dolían los brazos, las piernas,
me estaba quedando sin fuerzas ni aliento para seguir,
pero me dolía más el orgullo, y a pesar de mis gritos nadie vino a ayudar.
Me dolía más el orgullo,
no tenía el coraje para buscar mi propia felicidad;
y esto fue la gota que rebasó la copa,
¡No más!
Me sacudí y decidí tomar otro rumbo.
Esperé que amaneciera, y hui del lugar, avergonzada,
pero me fui a buscar el orgullo que había perdido.
A pesar de mis inseguridades
me pasó,
me pasó a mí luego de verlo en otros espejos que creí imposibles,
caminos oscuros los cuales no creía que existían,
situaciones que se dieron con un mismo nombre,
con un mismo enredo,
con una misma confusión,
engaño y caos.
Los seres humanos somos tan frágiles,
nos aburrimos tan fácil,
y caemos sin medir consecuencias o pensar en el mañana,
nos encanta el drama y hacemos figuras mentales
en las cuales lo que hacemos sólo le afecta a quien lo tome.
Y cuando se toca fondo solo se puede ir para arriba.
Todos los derechos de autor reservados ©
0 Comments:
Publicar un comentario