Desvanecimiento



La vida misma era una carga 
y no pasaba un día sin querer huir, 
sin rumbo definido 
no me terminaba de caer 
no me terminaba de chocar; 
no era la primera vez, 
y me acostumbré a vivir así. 

Las rutinas me fueron acabando, 
sin posibilidades de avanzar, 
tal vez por incomprendida me alejé; 
era cada vez más difícil encajar, 
no encontraba mi lugar 
entonces, 
agaché la cabeza y seguí instintivamente. 

Me fui desvaneciendo, 
desapareciendo  
hasta convertirme en un fantasma, 
en un recuerdo 
en un suspiro, 
en un momento. 

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