Es posible dedicarle todo tu ser a alguien,
solamente a alguien por tiempo infinito,
sin saber o pensar hasta cuando,
sin pensar en el final,
sin que nadie más importe,
es posible la intensidad,
la tranquilidad con una misma persona.
Entregarle, aportarle, compartirle, apoyarle,
acompañarle, importarle, y crear un universo
en el que uno y el otro lo son todo.
Es posible que ambos sean la respuesta,
la pregunta, la salida, la búsqueda, el encuentro,
de lo que nos pasa minuto a minuto,
hora tras hora, día a día,
y desear que el otro esté cuando lo necesitemos,
deseemos un aliento,
un abrazo.
Es posible.
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