Se fue un pedazo de mi alma



Nadie nos prepara para la inevitable muerte de alguien que hace parte de ti, que llevas por dentro como una marca, de alguien que formó tu carácter, que te enseñó a leer, y te ayudó a ser la mujer que eres ahora, porque somos mejores personas cuando nos dejamos acoger por ángeles como lo era ella. 

No recuerdo un momento que mi vida que ella no haya hecho parte, desde que nací hasta que se fue estuvo allí para enseñarme, regañarme, estimularme, mimarme, formarme y sobre todo amarme en cualquier circunstancia, nací, crecí y viví con ella, y ahora que es un ángel me va a cuidar desde el cielo, ella está ahora acompañada de la personita iluminada que fue su sostén toda su vida y descansando como siempre se lo mereció, trabajó tan duro desde tan joven para salir adelante como maestra, como sobrina, como hermana, como tía, como amiga, como un guardián para todos aquellos que necesitaran una ayuda que sólo ella podía dar. Tenía una fortaleza tan enorme que sobrepasó circunstancias que a otros hubiesen derrotado, pero ella luchaba con todas sus fuerzas y se levantaba fortalecida. Cuidó de muchos enfermos de cuerpo y de alma y nunca los desamparó, sin ella mi familia no estaría donde está, porque ella llegó a ocupar un lugar irremplazable con la tenacidad que solo ella tenía, no nos dejó solos y nos hizo sentir hasta el último momento que estábamos todos juntos como siempre y que juntos podíamos superar lo que fuera.

Ahora que ella no está se siente un vacío en el pecho, en el alma, en el corazón y en todo el cuerpo marcado por ella, por cada muestra de cariño, cada mirada, cada enseñanza, cada dicho, cada detalle. El pecho aprieta, duele y tiembla por la incertidumbre que ahora me alberga por su ausencia. 


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