Capítulo 3 - Las recetas de Peruchi (Parte de El Tunelero)

¡No sabía que me encantaba ver a un hombre cocinar!, y sobre todo que cocinara para mí, hasta que te vi preparar esa primera cena, al principio sería para impresionarme porque estabas en plena conquista (risa nerviosa), y es que cantas canciones en portugués mientras cocinas, cantas mirándome a los ojos y haciendo muecas tiernas de cariño, para luego traducirme lo que me acabas de cantar, eres feliz mientras cantas, eres feliz mientras cocinas, eres feliz atendiéndome, lo descubrí mientras te veía preparar muchas cenas después. 

Al lado de tus recetas las mías parecen tan básicas, por eso me encanta picar aquí y allá, y comerme todo lo que me preparas, tan fácil lo haces, y tan delicioso siempre te queda, será por el amor que le pones al hacerlo, y es que se siente en el aire, en cada detalle, en cada bocado; haces mágico un plato que antes me parecía tan sencillo y básico; todo lo que Peruchi prepara es una obra maestra, la materialización del arte de sacar algo de la nada. Finalmente, después de asimilar la belleza de sus platos. 

Las escenas que se derivan de las recetas de Peruchi son ambientes mágicos, en los que se respira amor, en los que se ingieren no solo alimentos que llenan el cuerpo, sino que alimentan el alma, se escuchan historias de toda clase, que entretienen y nunca aburren. 

El ambiente cuando Peruchi cocina es un ambiente de disfrute en el que se conjuga la atención y la delicia de sus platos con un toque de elegancia en cosas simples, detalles pequeños que hacen grande a un plato o a una bebida, y que al ponerlos en los labios todos los sentidos se exaltan ante tanto placer gastronómico.

La rodaja de limón en la Coca-Cola, la hierbabuena en el jugo, la albaca en la ensalada, la mejorana en los langostinos, la perfecta combinación de finas hierbas de lo que es nuestra huerta ahora, con, ajo, aceitunas, jengibre, aceite de oliva, vinagre balsámico hacen de lo simple algo placentero al paladar.

Ahora cuando prepara una parrilla es indescriptible la emoción que este hombre siente cuando algo así ocurre, no sé si es por la parrillera, el roncito o el Campari que la acompaña, el carbón, la variedad de carnes, el proceso de marinar, o por la fiesta que los demás arman, será porque le queda deliciosa, pero cuando Peruchi prepara una parrilla es un evento para recordar. 


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