Los recuerdos de ella

“Lo que pasa en la casa de la palma se queda en la casa de la palma”, era el juramento que nos hacían tomar al frecuentar la casa. Prácticamente si te mantenías allá además te “bautizaban”, dícese de “bautizo”: ritual secreto para marcarte como miembro frecuente de la casa, que de acuerdo al juramento no se puede revelar en qué consistía, lo que sí puedo contarles son las aventuras en esa casa que marcaron la vida de muchos, porque somos unos antes de pasar por ella y somos otros después de tenerla que dejar atrás, solo siendo un buen recuerdo, experiencias bonitas para nunca olvidar. 

La casa de la palma nos lo daba todo: planes con guitarra, sin guitarra o cualquier instrumento que alguien supiera tocar y que animara a los asistentes, jornadas de cocina que incluían desde los platos más gourmet hasta los más criollos, partidos de play station, fútbol, tenis o cualquier otro deporte que los corredores amplios y el jardín de la casa permitiesen, tertulias con tinto, vino, cerveza, tapa roja o cualquier bebida con tal de hablar y hablar hasta el amanecer, cine, rumba, montar en bicicleta, tocar las congas, escabullirse a la madrugada, aguantarse a los borrachos orinar en las puertas y ventanas de la casa que daban al andén, por eso y por muchas cosas mas no nos olvidaremos de ella, la llevamos en cada cicatriz, en cada suspiro, en cada olor que la evoque, cada vez que suena esa canción, quienes algún día la habitaron evocamos a recordar la famosa “casa de la palma”.

Esta casa no era como cualquier otro campamento, allí estaban alojados unos personajes “especiales” por así llamarlos, que les encantaba entretenerse, divertirse, pasar sus días de manera que no se sintieran atrapados en la locura que puede llegar a convertirse el trabajo en las obras. Tenía algo como mágico, muchos querían entrar, pero pocos se atrevieron a pasar una época de sus vidas en aquella “tiendecita” pa´ beber cerveza.

Allá podían pasar de todo y pasar nada, pero nunca para aburrirse, encuentros, desencuentros, sueños, alcahueterías, romances, peleas, amistades, descubrimientos, era un centro de atención para el caído o desesperado, allí lograbas animarte como fuera, y terminar mojado a baldaos de agua, toda extravagancia era permitida para olvidarnos de lo que nos aquejaba, nos podíamos olvidar del tiempo, del día, y de la presión de nuestras obligaciones de domingo a domingo.

A medida que las personas habitaban y visitaban la casa se iban rotando, también se iba perdiendo esa esencia de las personas indicadas en el momento indicado, y comenzar a ser un recuerdo más que pasó por nuestras vidas, a la mujer de servicios generales quien era oriunda de esa localidad, arreglaba día a día el desorden dejado por las celebraciones, acontecimientos, reuniones, etc., que ocurrían la noche anterior, dejaba la casa como nueva para poder iniciar una nueva jornada bohemia y de esparcimiento, le fue obsequiado de común acuerdo y como una promesa hecha por quienes en la casa de la palma vivían y departían, aquel asador que acompaño muchas de las aventuras noctámbulas y aquel letrero que como insignia brillaba en el patio de la casa colgado de una palma, ambos, el asador y el letrero que ella tanto quería para poder tener su propia tiendecita.

De esa casa no quedan sino recuerdos, historias pasadas que vivirán en nuestra mente y nuestros espíritus, recordando por siempre los lazos fraternales que allí se formaron. Hoy la casa de la palma no es lo que algún día fue, hoy está convertida en locales comerciales donde alguna vez fueron habitaciones de historias tan románticas y pasionales que solo quien las vivió las puede describir como realmente fueron, hoy el patio de la casa donde se celebraba y se conmemoraba noche tras noche es un  patio ordinario de una casa de familia, la cocina donde se hicieron tan exóticos platos hoy se utiliza para hacer la comida cotidiana para gente común y corriente. Hoy la casa de la palma es solo un mito, un cuento que se mueve entre la fantasía y la realidad, una historia que al pasar de boca en boca se convirtió en una leyenda, y que solo quienes conocen la verdadera historia tienen el placer de recordar al detalle como si hubiera ocurrido ayer.

Todos los derechos de autor reservados ©

CONVERSATION

2 Comments:

  1. Diego Andres Camacho25 de agosto de 2016, 6:25

    Se me erizo la piel, fueron los mejores momentos, momentos inolvidables

    ResponderEliminar
  2. Gordo!! gracias por dejarme un comentario, esa era la intención que se transportaran una vez más, para sonreír, y sentir de todo.

    ResponderEliminar