Alguna vez sentí que moría por unos minutos,
me transporté no sé dónde
y escuchaba voces que replicaban: "no te vayas",
el camión me arrojó hacia el pavimento
e hizo que golpeara fuertemente mi cabeza,
tan fuerte y rápido que no me percaté del dolor,
sólo sentí que flotaba en una nebulosa
tan agradable que olía al perfume de mi abuela,
y no me quería ir de ahí, lo confieso.
Desde ese día siento que soy inmortal,
pues, aunque me seguían pasando eventos desafortunados
que maltrataban mi cuerpo con fracturas o heridas,
siempre sobrevivía y continuaba como toda una inmortal.
Hasta que llegaste tú,
y coincidió que aquellos eventos desafortunados se detuvieron,
no sé cómo, no sé por qué, pero así sucedió;
y como un infortunio,
a la vez ocurría otra cosa,
yo iba perdiendo mi inmortalidad,
aquella que me hacía fuerte y con el control de mi vida,
hiciste que me volviera débil, sutil, y volátil que perdiera mis poderes,
me hiciste mortal
me hiciste etérea.
Todos los derechos de autor reservados ©
0 Comments:
Publicar un comentario