Criaturas receptoras



Te acuestas pensando en el mañana, 
casi no sueñas, o no lo recuerdas, 
te levantas con ansiedad pues te vas, 
te vas y vuelves a aquel lugar que antes era tuyo 
y que ahora sientes como ajeno; 
recoges todas tus cosas que desde la noche anterior tenías organizadas, 
y te subes al vehículo durante dos horas y media,  
son las 5 am, aún está muy oscuro pero 
logras contemplar el amanecer 
los colores espectaculares que no se ven a otra hora del día, 
logras contemplar los movimientos de las nubes, 
del cielo, del viento que son imperceptibles para otros, 
logras contemplar esos paisajes que parecen detenerse para que los observes 
y les prestes atención pues ahora casi nadie se detiene a contemplar nada, 
logras cerrar los ojos y percibir aquellos olores que te recuerdan que allí te estarán esperando, 
que allí es donde te detienes a distinguir entre tantas cosas lo que realmente te transmiten algo  importante, somos criaturas receptoras. 

Recorres un camino por el que esperas regresar, 
estás ansiosa por lo que pasó y pasará, 
aprovechas cada instante para escribir en tu cabeza y retener momentos inspiradores que te perseguían desde hace días pero que estaban cayados porque simplemente estabas ocupada en otros asuntos, 
y te estabas negando la realidad.

Por unos días vas a ser tú,
vas a tener tiempo para pensar en tantas cosas que de alguna u otra manera no te dejan seguir,
podrás evaluar y tomar decisiones,
volverás,
dejaras de ser tú, pues no te reconoces,
por unos días el mundo se detuvo para ti,
solo existes tú,
y cuando vuelvas a tu realidad,
esperarás sublimes cambios,
esperarás grandiosos eventos que satisfagan tu hambre de cuidados y comienzos.


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